21.11.08

Algo así le contaba Leticia a Jimena mientras se terminaban las últimas palmeritas:

-Cuando abrí la puerta de entrada vi al gato, y un poco más atrás estaba la gatita rayada. Puse un pie adentro y el gato se incorporó sin apuro y enfiló hacia la escalera. Subió. Cuando yo entré del todo, casi unidos por un hilo de silencio, se levantó la gatita también y lo siguió. Realmente creo que los interrumpí. Estaban en algo.