6.11.08

Al parecer Carlota no había entendido los modos de Juancho. Él le había pedido que le pase la matera entera, de manera casi cruel. Y ella sonriendo le pasó la azucarera. Juancho largó una risa corta, un sonido que pretendía ser queja pero se quedó a mitad de camino. Carlota no había entendido tampoco por qué Juancho no le ponía azúcar al mate, si le había pedido la azucarera. Juancho se impacientaba con la mirada de Carlota, entonces con la mirada trató de decirle que no, te equivocaste, ¿no ves? Con esa mirada de Juancho Carlota pensó que ella estaba despeinada, y se corrió un poco el rulo grande que se le caía en la frente hacia el costado, mientras buscó con su mirada la aprobación de Juancho. Juancho se estiró bastante y logró agarrar la matera, sin dejar de mirar a Carlota, para ver si se daba cuenta de lo que, desde el pricipio de todas las cosas, necesitaba: ponerle la yerba primero al mate. Con Juancho ahí arriba, estirado, con sólo un pie en el suelo, recargado casi de lleno sobre la mesa, Carlota se acaloró. Pero seguía sin entender los modos de Juancho, ni sus intenciones, ni que la yerba va antes que el azúcar, ni que Juancho la quería también.