19.10.10

La presencia de lo político, en simbiosis y competencia con lo pasional, la ausencia de la Ciudad (Estado, sociedad, monarquía) en el lugar del destinador, significan no sólo la explosión de los deseos y de las ambiciones individuales sino el paso de una tragedia de la Ciudad (aunque ésta fuese monárquica) a una tragedia "burguesa" del querer individual. El modelo actancial ayuda a determinar la posición histórica de la obra. La evolución de la monarquía absoluta obliga a Racine a camuflar los problemas políticos (observables, justamente, a través del análisis del modelo actancial) bajo el discurso de las pasiones: lo político es lo no-dicho del texto en un momento en que el individualismo lo reduce a una porción congruente.


[ Anne Ubersfeld, “Semiótica teatral”, p.70. ]